martes, 31 de marzo de 2009

Nabokov

Nabokov


Veo a los que van a llevarlo, agrisado
y ciego, bajo un cielo cuyo peso se duplica
y curva las ramas. Son los mismos
que van a llevarme también a mí,
en una mañana de escarcha,
de mí quedará una manzana en un plato,
que se pudrirá sin ser pelada ni comida.
¿Y él, qué es lo que deja?
¿Un temblor silente, un alerce abstracto?
¿Una mariposa inventada,
huellas de bicicletas sobre la arena,
un nido abandonado, un muro nocturno, un pisapapeles?
Desnudo bajo su traje blanco,
ya no verá nacer una nueva palabra
entre moon y moonbeam;
lo cargan en una carretilla de jardinero,
se lo llevan cuesta abajo,
por un sendero, tumbado sobre hojas secas
y tallos quebrados, más allá de fulgores de nácar,
de erratas, sarcasmos y nogales.




Carlos Barbarito

1 comentario:

ele de lauk dijo...

Nabokov... Tanto ardor y tanto genio, seremos finalmente iguales .